jueves, 5 de noviembre de 2009

sobre la traducción, parte I de II

No se puede, en el irreductible lenguaje ordinario, traducir sin resto. Nuestra memoria contrae una deuda con el idioma. Una lengua así natural, por consiguiente, no es totalmente formalizable. Pero si a la hora de comunicar o traducir, se ajustase, ¿realmente pasaría algo?¿sucedería un acontecimiento?¿o sólo la acumulación de un programa, una operación calculable? El acontecimiento sólo es posible si procede de lo imposible, si acontece.
El riesgo del malentendio, la posibilidad de ese mal, (el malentendido, la mala comprensión, el error) sería, a su manera, una oportunidad. Una interpretación sin defecto, una comprensión de sí totalmente adecuada, no marcaría sólo el fina de una historia agotada por su transpariencia misma, tornaría todo imposible, tanto el acontecimiento como la venida del otro, la venida al otro y, por consiguiente, la respuesta.
Una problemática de la contradicción realizativa.

Collage de un texto de Jacques Derrida del libro Papel Máquina (de la traducción por Cristina de Peretti y Paco Vidarte)

2 comentarios:

monodosis dijo...

Por fin!

Me gusta lo del resto , y también lo del error, que es una cosa de la que le hablé a Mira y que por eso me volvió a la memoria y te comenté que teníamos que recuperarla.

Un beso!

monodosis dijo...

Pensando la manera en la que coleccionas y acoplas los textos yo que tú propondría la misma estructura para tu tesis. Si viviéramos en la época de Benjamin a eso le llamaríamos montaje.